La Organización
Mundial de la Salud (OMS) acaba de publicar un estudio en el que se alerta del
peligro que supone la exposición de la piel sin proteger al sol.
Más de 65.000
personas, menores de 59 años, mueren cada año a causa del cáncer de piel y en España cada
año se detectan 5.000 nuevos casos, de los cuales 1 de cada 5 fallece. Una cifra igual que la de muertes en coche: "El índice de mortalidad
por cáncer de piel está en el mismo nivel que de carreteras, 1128 casos".
Los casos de cáncer de piel detectados son provocados, en su gran
mayoría, por una
excesiva exposición solar, por eso
es muy recomendado el uso de cremas solares para la piel, a pesar que un 98% de la población se los
aplica, sobre todo en la época estival.
Pero ¿somos
realmente conscientes de los efectos que tiene el sol sobre nuestra piel? Desde los años 90, hemos ido tomando conciencia de lo importante que
es cuidar nuestra piel frente al sol. Todos estamos acostumbrados a aplicarnos la crema solar cuando vamos a la
playa o a la piscina, básicamente porque es la época en la que
más riesgos tiene la exposición a los rayos UVA, pero esos rayos también están
presentes durante el resto del año. Los líderes en protección solar mundial
consideran que tienen como deber el reducir esas cifras, por eso recomiendan el uso de los
protectores solares durante el resto del año.
A pesar de que se alerta a la población de
los riesgos que supone la exposición solar sólo un 24% de la población acude a
las revisiones. El índice de mortalidad de cáncer de piel es casi el mismo que el índice de
mortalidad en carreteras, por eso es muy importante cuidar
nuestra piel con el uso productos homologados por la Comisión Europea y que acepten la Normativa
Americana de la FDA, instituciones encargadas de realizar
controles de calidad.
1. Aplicar el protector solar antes de la exposición al sol y renovar
frecuentemente su aplicación, sobre todo después de cada baño.
2. Exponerse progresivamente al sol y evitar la exposición solar entre las
12 de la mañana y las 16 de la tarde.
3. Evitar las sesiones bronceadoras con lámparas de rayos UVA, ya que
contribuyen a la aparición de cánceres cutáneos y aceleran el envejecimiento
cutáneo.
4. En niños
menores de 3 años, limitar la exposición solar a los extremos horarios,
principio de la mañana o final de la tarde y protegerles con un fotoprotector
de alta protección a fin de preservar el mayor tiempo posible su capital solar.
En efecto, la piel conserva la memoria de todas las radiaciones recibidas
durante toda la vida. Cuanto más importante ha sido la dosis de radiación
recibida, mayor es el riesgo de aparición de cánceres en la edad adulta.
5. No olvidar que también puedes quemarte realizando cualquier actividad
al aire libre: montando en bicicleta, paseando, realizando deporte, en el
jardín... En todas estas ocasiones aplica un fotoprotector.
6. Hay que tener en cuenta aquellas circunstancias que comportan un
riesgo suplementario o una falsa seguridad: altitud, nubosidad, superficies
reflectoras (nieve, arena, hierba, agua), viento fresco...
7. Protégete con gorra y gafas de sol con cristales homologados capaces
de filtrar los rayos UVA y UVB. A los niños, además, protégelos con una
camiseta seca y opaca: una camiseta mojada deja pasar los rayos UV.
8. Sécate bien después de cada baño. El *efecto lupa* de las gotas de
agua favorece las quemaduras solares y disminuye la eficacia de los protectores
solares aunque éstos sean resistentes al agua.
9. Beber agua en abundancia y frecuentemente. El sol deshidrata nuestro
organismo. Hay que vigilar sobre todo a las personas mayores, cuya sensación de
sed está atenuada y a los niños, cuya necesidad de agua es importante y sus
centros de termorregulación son todavía inmaduros.
10. Si advierte que una peca o lunar cambia de forma, tamaño o color
consulte a su dermatólogo.
(Europa Press)
Publicado
30.06.14
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