No es ningún secreto que en el estado de salud de la mujer/hombre influyen muchísimo la cultura en que vive, su posición en ella, sus experiencias y sus pensamientos, creencias y comportamiento día a día.
¿Qué nos mantiene san@s y qué nos enferma?
Queremos una vida mejor, buena educación, más amor, más alegría, … más satisfacción cada día, estos son los deseos. Podemos decir que nuestros deseos son la fuerza vital sanadora, pasa por nosotr@s y repone nuestros cuerpos. Son nuestra guía interior, forman nuestras esperanzas y sueños. Siempre contienen la clave para ayudarnos a sanar, no sólo el cuerpo sino toda la vida.
Nuestra guía interior también se presenta en forma de síntomas corporales y enfermedades, sobre todo cuando llevamos una vida desprovista de placer, dicha y esperanza. Nuestras enfermedades están destinadas a hacernos parar en seco, obligarnos a descansar y llevar nuestra atención a las cosas que son verdaderamente importantes y que dan sentido y alegría a nuestra vida, aspectos de nuestra vida que muchas veces hemos relegado a un segundo plano, dejándolos para … “algún día”.
Seguir una dieta especial o correr cinco kilómetros al día, no hará sentirse bien a una mujer/hombre si su salud está influida, consciente o inconscientemente, por la creencia de que no es lo bastante valios@. Hay heridas emocionales que ningún fármaco puede sanar.
Con una nueva actitud de que no somos símplemente víctimas de nuestros cuerpos y la seguridad de que tod@s tenemos en el interior la capacidad para sanar y luego vivir una vida llena de alegría, tenemos la fuerza para sanar mental, emocional, espiritual y físicamente.
Cuando hacemos la conexión entre nuestros pensamientos, nuestras creencias, nuestra salud física y nuestras circunstancias en la vida, descubrimos que estamos al volante de nuestra vida. Nada es más estimulante ni más potenciador. Es en ese momento donde se darán cambios radicales, vivificantes en tu vida y en tu mente, cambios que te mantendrán vibrantemente san@ y feliz toda tu vida. El más fundamental es aprender a amar y aceptar a tu precioso yo, ¡con arrugas y todo!.
Bibliografía: “Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer”
(Dra. Dhristiane Northrup)
Mar de Gregorio
Nuestra guía interior también se presenta en forma de síntomas corporales y enfermedades, sobre todo cuando llevamos una vida desprovista de placer, dicha y esperanza. Nuestras enfermedades están destinadas a hacernos parar en seco, obligarnos a descansar y llevar nuestra atención a las cosas que son verdaderamente importantes y que dan sentido y alegría a nuestra vida, aspectos de nuestra vida que muchas veces hemos relegado a un segundo plano, dejándolos para … “algún día”.
Seguir una dieta especial o correr cinco kilómetros al día, no hará sentirse bien a una mujer/hombre si su salud está influida, consciente o inconscientemente, por la creencia de que no es lo bastante valios@. Hay heridas emocionales que ningún fármaco puede sanar.
Con una nueva actitud de que no somos símplemente víctimas de nuestros cuerpos y la seguridad de que tod@s tenemos en el interior la capacidad para sanar y luego vivir una vida llena de alegría, tenemos la fuerza para sanar mental, emocional, espiritual y físicamente.
Cuando hacemos la conexión entre nuestros pensamientos, nuestras creencias, nuestra salud física y nuestras circunstancias en la vida, descubrimos que estamos al volante de nuestra vida. Nada es más estimulante ni más potenciador. Es en ese momento donde se darán cambios radicales, vivificantes en tu vida y en tu mente, cambios que te mantendrán vibrantemente san@ y feliz toda tu vida. El más fundamental es aprender a amar y aceptar a tu precioso yo, ¡con arrugas y todo!.
Bibliografía: “Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer”
(Dra. Dhristiane Northrup)
Mar de Gregorio
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