UNA RESPIRACIÓN
EQUILIBRADA
PARA UNA VIDA
EQUILIBRADA
La respiración,
junto con los poros de la piel, las glándulas sudoríparas, la orina y las
heces, es uno de los cinco medios naturales de desintoxicación. Con cada
inhalación, la sangre rica en oxígeno limpia el cuerpo y con cada exhalación
expulsamos el dióxido de carbono y otros desechos tóxicos.
Una
respiración “normal” lleva a los pulmones medio litro de aire. Una respiración
profunda aporta unas siete veces esa cantidad.
El pensamiento y la respiración
siempre operan juntos. Cuando la mente lucha, la respiración lucha; cuando la
mente está en calma, la respiración fluye fácilmente. Pero también sucede lo
contrario, cuando la respiración está en calma, la mente y las emociones se
aquietan espontáneamente y la fisiología se equilibra.
En medio de una
crisis emocional, cuando la respiración es entrecortada y la mente corre
alocadamente, muchas veces tratamos de “convencernos con palabras” de que
debemos calmarnos. Esta técnica mental puede funcionar temporalmente, pero
cualquier persona que haya hecho alguna vez este esfuerzo consciente sabe cuán
difícil es, el pensamiento cambia constantemente por naturaleza y tratar de
controlarlo es como tratar de frenar la corriente de un río.
Es mucho más fácil
controlar conscientemente el flujo de la respiración que la corriente de los
pensamientos:
“La necesidad
de respirar es la más imperativa de todas las necesidades básicas del ser
humano, también la más automática.”
Durante los primeros
meses de vida, la respiración natural es una actividad en la que se utiliza la
plena capacidad de los pulmones, que ocurre sin esfuerzo alguno. Sin embargo,
cuando llegamos a la edad adulta muchos de nosotros perdemos la práctica a
causa del estrés, la mala salud, la mala postura o un mal hábito.
Con la respiración
natural se aplacan las tensiones emocionales, se liberan toxinas.
El ejercicio de la respiración
otorga calma y armonía a nuestro
cuerpo, mente y emoción.
Mar de
Gregorio
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